viernes, 30 de enero de 2009

VOLVER PARA VOLVER A DÓNDE

VOLVER PARA VOLVER A DÓNDE





Volver para volver a dónde





Volver para volver a dónde. Se pegan mis pies al último tango. A un barrio que tuve y que no sé hoy cómo mira. Que duele en las hojas que paso y espero que digan que estuve la vida, sin pensar que la muerte distancia me alquiló pedazos y esquilmó amores por defender ideas que cuidan al hombre.

Que nunca tuve este miedo que sonso atropella por volver a Buenos Aires y después volver a no sé dónde.

Que dejo pedazos de voz encendidos donde alguna vez fue grito. Que otras gritan ahora cuándo su sonido era ceniza.

Que las esquinas no doblan pero vuelven y sin llegar al pecho por los pies ahorcan. Que ya no sé qué es que se evapore la lluvia sin humedad sobre Buenos Aires mía. Que todo uno no es pedazo si no se reconoce la herida.

Que tengo que volver a buscar el mismo banco de la que era mi avenida, su café, mi diario sin colmillos y esa música que no se aparta conmigo si estoy lejos.

Yo soy de Buenos Aires, Buenos Aires mía.

Mercedes Sáenz

domingo, 25 de enero de 2009

POCAS PALABRAS


PALABRAS POCAS




La calle vacía y nadie.
Oscurece más.
Caras de género sangre
y grilletes en cuerpos despojo.
Ciego el sol que dicen.
Al dolor dolor
han querido ponerles palabras.
Palabras pocas
a un absurdo inexplicable.
Suceden las décadas
y las plazas se pueblan
de géneros blancos
en las cabezas.
Un ojal abierto
cómo boca de grieta
y herida.
Ponerle pocas palabras
a la absurda sinrazón
de esa mano que mata y
decir treinta de a miles
nombres en ninguna piedra.
Desde el azul imaginado
a los ocres remotos
va a ser poca palabra,
porque es dolor historia,
irreversible
ahí,
apenas un paso detrás.

Mercedes Sáenz

jueves, 1 de enero de 2009

EL BOLLO DE LA PRIMER HOJA

Se sacude uno antes del agua, esa bendita que se esparce a la mañana por el cuerpo. Son tibias las duchas personales que recorren cada músculo mientras la cabeza con los ojos cerrados deja, tan blandamente deja, que el agua recorra sin dejar un espacio sin mojar. Sin dar besos pequeños a todo el cuerpo que lo espera.
Las gotas esperan que nadie interrumpa, que nada interrumpa, ni el más mínimo apuro golpea la puerta. Duermen todos los que viven aquí.
Después de esta ceremoniosa lluvia personal, aunque sea el primer dia del año que empieza tengo que sentarme a escribir.
Ojalá la primer hoja no la convierta en bollo. Son demasiadas las ideas y pocas las puertas de salida.
Sola se escribe, sola se está. Sola con un montón de libros que me hablan al mismo tiempo, algunos preferidos con susurros pretenden atraparme primero. Hablan tan suave que se los oye primero. Sola se escribe, sola se está.
Y sola me vuelvo feliz cuándo empiezo a buscar letras en mi memoria.
Que quiero decir lo sé. Tal vez tarde un poco en contártelo. Estoy sola en esto y debo trabajar de a dos. La que escribe y la que corrige. Es un año nuevo, no creo que hoy me cambie nada. Yo no he cambiado de ayer a hoy todavía.